LA REHABILITACIÓN VISUAL, UNA NECESIDAD PARA LA BAJA VISIÓN

    Actualmente, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen 285 millones de personas en el mundo con deficiencias visuales, de las cuales 39 millones son ciegos y 246 millones presentan Baja Visión (BV). Aproximadamente el 90% viven en países en desarrollo. Estas cifras hacen que la baja visión constituya un reto sanitario para los especialistas de la visión. En Europa aproximadamente se calcula que un 2% de la población presenta deficiencias visuales, aunque no existen estudios epidemiológicos con muestras representativas que faciliten datos respecto a la magnitud del problema.

    En España la cifra se incrementará dentro de unos años. La edad media de la población española tiende a ser cada vez más alta y a su vez, la edad supone un factor de riesgo para padecer una disfunción visual, aproximadamente un 82% de las personas con discapacidad visual son mayores de 50 años.

    Antes de nada, es importante conocer qué sector engloba la población de Baja Visión (BV). La OMS define a una  persona con BV a aquella con una incapacidad en la función visual, aun después de tratamiento y/o refracción común, con una agudeza visual en el mejor ojo de 0.3 a percepción de luz o con un campo visual inferior a 10º desde el punto de fijación. A su vez, esta persona es capaz de usar el resto de  visión que tiene para la planificación y ejecución de tareas.

    Es decir, muchas  patologías oftalmológicas  pueden conducir a una pérdida grave de visión, algunas pueden no acabar en ceguera, sin embargo, supondrán una limitación muy importante en el desarrollo de las actividades cotidianas de las personas que las padecen. Esos problemas o limitaciones a los cuales cada persona se enfrenta en su día a día dependen del tipo de patología que padece, puede ser un problema a nivel de retina central y presentar problemas en la lectura o a nivel de retina periférica y presentar limitaciones en los desplazamientos. El gran inconveniente  que padecen las personas que se encuentran dentro de este sector de baja visión es que para la mayoría, un tratamiento únicamente  refractivo  no es suficiente.

    Por eso es importante impulsar y difundir la importancia de la rehabilitación visual, que consiste en poner en práctica ejercicios y estrategias que  ayuden a mejorar la calidad de su visión reducida y así mejorar su calidad de vida, que es el principal objetivo de la rehabilitación visual.

    La  evaluación subjetiva de la calidad de vida en BV es muy compleja, ya que dependerá de numerosos factores, algunos de los cuales no tienen origen oftalmológico. Sin embargo,  es de gran importancia realizar una evaluación subjetiva de la calidad de vida en pacientes con baja visión, puesto que muchos de ellos dejan de realizar sus actividades debido a esa discapacidad. En muchos casos las personas mayores de 65 años tienen más enfermedades asociadas, por lo que son todavía más vulnerables.

    Ha sido objeto de discusión priorizar las demandas más frecuentes de un paciente con BV, entre ellas parece de las más señaladas  poder volver a leer, también destaca, ser independientes, ver la televisión, poder abordar las actividades de la vida cotidiana, realizar actividades de ocio, escuela,….

    Es en este punto, donde cabe señalar la importancia de la rehabilitación visual, ya que el objetivo de ésta es desarrollar técnicas de adaptación para compensar la discapacidad visual, maximizando la utilización del resto visual que posee el paciente, mejorando su calidad de vida y aportando mayor independencia en su día a día. Es decir, cumplir las demandas anteriormente citadas, demandas que son necesidades de las personas con BV.

    Es importante señalar que las personas consideradas ciegos legales son rehabilitados en la ONCE, sin embargo todos aquellos pacientes oftalmológicos cuya capacidad visual no es menor o igual al mínimo legal para ser incluidos en la ONCE (AV binocular < 0.1 ó campo visual menor a 10 grados), deben ser tratados en centros de rehabilitación visual privados, es decir, estos pacientes aparte de presentar una limitación visual en el desarrollo del día a día, desgraciadamente (y a pesar del amplio grupo de personas que abarca este sector) tienen que costearse las consultas oftalmológicas, las ayudas visuales y la rehabilitación visual.

    Para abordar una Unidad de Baja Visión y Rehabilitación Visual es necesario el trabajo coactivo de psicólogos,  que darán ayuda psicológica al paciente y familiares; de oftalmólogos, quienes realizarán la  historia clínica, la exploración, diagnóstico y tratamiento, y planearán el programa que se llevará a cabo para la adaptación de ayudas y posterior rehabilitación visual;  el optometrista, quien se encargará de conseguir la mejor agudeza visual posible y la adaptación de las ayudas ópticas, iniciando así el programa de rehabilitación del paciente; y un técnico de rehabilitación visual, quien llevará a cabo entrenamiento visual del paciente utilizando para ello ayudas ópticas y no ópticas, y enseñando su utilización al paciente en situaciones reales.

    La rehabilitación visual normalmente se orienta  a unos objetivos concretos, según el tipo de paciente. En niños va dirigida a conseguir un desarrollo general normal, tanto psíquico, como cognitivo, psicomotriz y socio-afectivo. En adultos se orienta a su mundo laboral y personal. En ancianos, la rehabilitación se enfoca  en mejorar su vida cotidiana y ocio.

    Un correcto ejercicio de  entrenamiento visual ha de ser realizado en primer lugar bajo supervisión especializada, tanto con las ayudas ópticas como con cualquier otro tipo de ayudas. Tras ese primer contacto se le enseñará  al paciente a utilizarlo en su vida diaria.  Se debe tener una actitud activa  y de retroalimentación positiva, siendo consecuentes  con los logros,  para que sea consciente del resto visual que se consigue optimizar y que gracias a los conocimientos adquiridos durante la rehabilitación será capaz de tener una vida lo más similar a la de antes.

    Según la OMS, el número de disminuidos visuales alcanzará los 75 millones en el 2020, por este motivo se hacen necesarias las consultas de baja visión, y programas de rehabilitación visual, donde ayudar a estas personas a obtener un máximo aprovechamiento de su visión, para que puedan desarrollar cualidades de adaptación a su vida del día a día.

    El objetivo de este escrito es el de informar a la sociedad sobre la falta de atención que tiene en algunos aspectos este amplio sector de la sociedad. Se debe concienciar sobre la importancia de la rehabilitación visual, siendo ésta una herramienta indispensable de acceso público para todos. Concienciar a  la sociedad para que sean más respetuosos y mantengan más empatía hacía la baja visión y de ese modo, lograr una vinculación social más afectiva. Es necesario que existan más medios, más herramientas de trabajo para ayudar en la  dignidad de las personas con baja visión. Es necesario un sistema de salud público involucrado al 100% en ayudar a un sector de la población más vulnerable, que a día de hoy se encuentra en su gran mayoría desprotegido.

    Escrito por Laura Serrano Zurbitu.